[...] - El Mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

septiembre 24, 2009

Un saltito

Esto lo escribí en noviembre del año pasado, cuando iba a cumplir mis 22 añetes respirando en el planeta tierra...
Hoy venía en mi (no tan) querido 45 y lo recordé. No sé bien por qué (tampoco es que me lo puse a pensar), pero me acordé y lo quiero dejar acá tatuado.


Resulta que estaba charlando con mi mamá, y como siempre a los gritos, tan característico en mí, le dije: -¿máaa, viste que tu hijita va a cumplir 22 años?-,
-si danielita, si-… (a veces siento que me dice todo que sí porque soy insoportablemente insistente y monotemática)

-¿22 años para qué? ¿qué hice? NAAAAAADA!-.

Mi mamá se enojó mucho y me dijo: -¿cómo nada? Andá a sentarte y escribí todas las cosas que lograste y que aprendiste en estos 22 años-…

Esta es mi lista que anoté en mi cuaderno lilavioleta (cuadernodevida)…

- En 22 años fui al jardín, fui abanderada en preescolar, hice toda la primaria con muy buenas notas, fui abanderada por mejor compañera... hice toda la secundaria con más ¨zafé¨ que estudio, me egresé, elegí una carrera torcida, me la dí contra el muro y después encontré lo que realmente amo y de lo que quiero vivir, llegué hasta 3º año y con pocas materias y mucho esfuerzo y dedicación voy a recibirme pronto de Licenciada (la tecnicatura llegó, sí señores!)…

- Aprendí que es más fácil (y más factible) sentarse a estudiar con tiempo, que quedarse toda la noche anterior despierto. Aprendí que es más lindo estudiar acompañado, y mucho más hermoso es estudiar lo que a uno lo hace feliz.

- Después de 22 años, entendí que mi papá SIEMPRE tenía razón. Que aunque yo no quisiera ver las cosas, el me las decía porque ¨más sabe el diablo por viejo que por diablo¨. Y aseguro que en cada momento de mi vida confirmo que esto es verdad.

- Aprendí que por más que llore, grite y putee las cosas no cambian. Sólo yo trazo mi camino y elijo como llevar a cabo el recorrido.

- En 22 años pude forjar vínculos irrompibles con personas que puedo llamar AMIGOS (con mayúscula, en negrita y tamaño extra large).

- Aprendí que yo elijo esconderme o enfrentar las cosas. Aprendí a estar orgullosa de mí. Aprendí a aceptarme y quererme con todos mis defectos. Aprendí que sólo por ser como soy la gente me quiere.

- Después de 22 años, entiendo que mi fobia a las tortugas se debe a que es una representación de mi persona, pero que el entenderlo no me hace dejar ese pánico de lado.

- Aprendí a amar con todo mi corazón y a llorar con toda mi alma. Aprendí que lo que se pierde, no se recupera. Aprendí a valorar cada sonrisa o abrazo. Aprendí que si me esfuerzo mucho, lo puedo lograr.

- De 22 años, puedo decir que el 95% de mis días fueron alegres y felices. Que los días tristes, tuvieron su cuota de alegría. Que esos mismos días tristes, me hicieron fuerte para enfrentar lo que viene.

- Después de 22 años aprendí que somos puntos en el espacio, que nuestro cuerpo es un envase, que cada uno elige con qué y hasta dónde llenarlo, que lo único que quedan son los recuerdos… que recordar con una lágrima dulce es como recordar con una sonrisa.

- Después de 22 años, aprendí que a veces tengo que cerrar la boca porque hablar de más hace que lastime a gente que quiero.

- Aprendí que todas las veces que pueda tengo que abrazar y besar a los míos.

- Aprendí que no tengo que mentir, que soy muy mala actuando y que enseguida me río y se va la mentira al carajo (y más cuando la persona a la que le miento me conoce mucho!)

- Aprendí a ser un poco desordenada pero prolija, aprendí a bailar, a cantar y a tocar la guitarra. Aprendí inglés y portugués. Aprendí mucha geografía y mucho sistema de reservas. Aprendí a decir lo que siento. Aprendí que si me emborracho me voy a sentir muy mal al día siguiente. Aprendí que si como no me va a entrar el jean, y que si no me entra el jean voy a llorar, y que si lloro voy a desperdiciar un momento de risa… entonces, mejor hacer las cosas bien (o al menos intentarlo)

- En 22 años, aprendí a leer, a nadar, a cebar mate y a cocinar rico. Aprendí a hacer cortinitas, a dibujar aunque no me salga tan lindo, a pintar y a coser.

- Aprendí que pueden cambiar algunos pensamientos, la ropa y el peinado… pero que las ideas y la forma de pensar es siempre la misma. Aprendí que no soy la misma observadora que a los 12, ni a los 15, ni a los 17… pero que la esencia sigue intacta.

- Aprendí que mi viejo tenía razón cuando decía que SIEMPRE se da sin esperar recibir nada a cambio, que sólo así se puede dormir tranquilo y mirar a la gente a los ojos.

- Aprendí que hay que escuchar la opinión de los otros. Aprendí que a veces hay que pedir consejos. Que a veces hay que pedir ayuda. Aprendí que no soy autosuficiente como creí en algún momento.

- En 22 años aprendí que hay un montón de cosas simples que me hacen muy feliz. Aprendí que nunca es tarde. Aprendí a buscar de nuevo por los lugares que ¨ya me había fijado¨… porque no me había fijado muy bien y estaba ahí lo que buscaba.

- Aprendí que hay que ser generoso, que la vida devuelve, que es muy importante decir gracias y pedir perdón.


En estos 22 años, entendí que hice mucho más de lo que creí haber hecho… pero que simplemente a veces me lo olvido.

Creo que ya descubrí el por qué me acordé de este texto...

septiembre 18, 2009

a contraluZ

Ya parezco esa canción infantil que dice, "si yo digo blanco, ustedes dicen.. negro!"...


SIEMPRE a destiempo!



..

E L L A

... Ella sufre en alguna parte. Siempre ha sufrido. Es muy alegre, adora el amarillo, su pájaro es un mirlo, su hora la noche, su puente el Pont des Arts ...